Enrique
M. Rovirosa
“Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora
en adelante, ya no podré creer en ti”. Friedrich Nietzsche
La Ley Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos establece
con toda claridad, que todo servidor público tiene una serie de obligaciones
con objeto de salvaguardar la legalidad, honradez, lealtad, imparcialidad y eficiencia
que deben ser observadas en el desempeño de su empleo, cargo o comisión.
Y agrega que el incumplimiento de estas obligaciones dará lugar al procedimiento
y a las sanciones que correspondan.
El citado ordenamiento apunta también que los servidores públicos
deben “Observar buena conducta en su empleo, cargo o comisión,
tratando con respeto, diligencia, imparcialidad y rectitud a las personas con
las que tenga relación con motivo de éste”.
La realidad que vivimos a diario en México deja muy claro que hay infinidad
de funcionarios de todos los niveles, ramas y poderes de gobierno que se olvidan
o desconocen los deberes que les marca la citada Ley. O lo que es peor, que quizá
no comprenden el significado real de las palabras buena conducta,
legalidad, honradez,
lealtad, imparcialidad, eficiencia,
diligencia y rectitud.
Tal parece ser el caso del titular de la Secretaria de Seguridad Pública
(SPP), Genaro García Luna y el subsecretario de esa dependencia, Facundo
Rosas Rosas, quienes mintieron flagrantemente en relación al caso de los
plagiarios del joven Fernando Martí Haik.
El día 9 del mes en curso, en conferencia de prensa, Rosas Rosas reconoció
que Lorena Gonzáles Hernández, quien fuera identificada como una
de las plagiarias que montó el retén policíaco que se utilizó
para secuestrar al menor, había sido elemento de la AFI, pero que estaba
dada de baja y se encontraba en proceso de evaluación para su reingreso
a la Policia Federal Preventiva (PFP).
Al día siguiente, la revista “Reporte Indigo” publicó
una edición especial en la que señalaba que Facundo Rosas había
mentido, pues tenía en su poder pruebas documentales en el sentido de que
Lorena González era miembro activo de la PFP perteneciente a la SPP y dio
los pormenores relativos a su cargo, fecha de ingreso y percepción mensual,
entre otros.
El 11 de septiembre, el titular de la SPP, Genaro García Luna, en conferencia
de prensa ratificó que la plagiaria no era agente de la PFP, sino agente
activa de la Agencia Federal de Investigación (AFI). Y afirmó que
Facundo Rosas no había mentido y que le merecía toda su confianza.
Ante pregunta expresa de si Rosas renunciaría, el titular de la SPP
dijo tajante: “No hay ninguna renuncia”.
Al día siguiente, la revista aludida mostró copias de los documentos
que comprueban que efectivamente Lorena González era elemento activo de
la PFP, adscrita con un cargo de primer nivel precisamente en la Dirección
General de Secuestros y Robo. Con esto, quedaron al descubierto las falsedades
en que cayeron las cabezas de la SPP.
Si bien es cierto que detrás de estos hechos se levantan muchas interrogantes
sobre cuáles son las razones que pudieran tener tanto el titular como el
subsecretario de la SPP para engañar insistentemente a la prensa, la verdad
es que lo menos que ambos funcionarios merecen es una amonestación por
su falta de probidad.
No obstante, dado que en nuestro país el falsear la verdad se ha hecho
una practica común entre los servidores públicos, contando para
ello ni más ni menos que con el ejemplo del Presidente de la República,
es difícil creer que se vaya a aplicar algún tipo de sanción.
En un país desarrollado, ambos funcionarios ya habrían renunciado
a sus cargos desde el momento en que se puso al descubierto su engaño.
Pero aquí, gracias a la corrupción desenfrenada que padecemos y
a la impunidad detrás de ésta, nadie paga por ser deshonesto. Esta
situación es lo que ha llevado al país a un estado latente de convulsión
social.
Habrá que esperar, antes de que termine la primera mitad de su gestión
la presente administración, qué otros integrantes del gabinete presidencial
se sumarán a los que ya nos han dejado un mal sabor de boca. Estoy seguro
de que, como decía Raúl Velazco en su programa televisivo, "Aún
Hay Más".
Sábado, 13 de septiembre de 2008. |