Enrique
M. Rovirosa
El VI y último informe de Gobierno de
Vicente Fox, seguramente pasará a la
historia como el acontecimiento que puso punto
final a la obra teatral que por décadas
se escenificó para dar lucimiento y rendir
pleitesía a la figura presidencial.
Y es que las acciones que orquestaron los legisladores
del Partido de la Revolución Democrática
(PRD) para impedir que el primer mandatario
se presentara ante el pleno del Congreso a hacer
entrega del documento respectivo y dirigir su
tradicional mensaje a la Nación, hacen
prever que ahora si habrá una reforma
legislativa para modificar el formato de este
evento y hacerlo un autentico ejercicio republicano
de rendición de cuentas.
Si bien no faltará quienes critiquen
la actitud de los perredistas y se sumen a la
opinión del propio presidente en el sentido
de que no se agravió a su persona sino
a la investidura presidencial, la verdad es
que, dadas las condiciones de enfrentamiento
político que vive el país, lo
sucedido en San Lázaro fue el menor de
los males que pudieron haberse presentado.
Además, nadie puede decirse sorprendido.
La dirigencia del PRD había anunciado
con bastante antelación, que iban a evitar
que Fox leyera su informe.
La sucesión de hechos dejó en
claro que la amenaza de los integrantes del
sol naciente se tomó en serio, pues el
mensaje que transmitió después
el presidente en televisión por cadena
nacional, confirmo que este se había
preparado un día antes.
Y lo mismo puede decirse de la bancada panista
por la reacción controlada que mostró
durante la toma de la tribuna por los perredistas,
así como por la relativa rapidez con
que se decretó el fin de la sesión
plenaria.
En fin, como dirían en el argot teatral,
la escena se llevó cabo cual si hubieses
sido previamente ensayada. O lo que es lo mismo,
fue un desorden ordenado.
Algunos van a señalar que el presidente
Fox fue victima de la intolerancia de la izquierda
mexicana que, en aras de exigir respecto a la
democracia, violó los principios más
elementales de ésta al negarle el derecho
de expresión. Quizá tengan razón
pero, lo que no se puede negar es que los integrantes
del partido amarillo demostraron también,
que el conflicto que el propio Fox calificó
como el reclamo de uno cuantos es un problema
de proporciones y alcances mayores.
Faltan aún varios eventos por realizarse
en el mes de septiembre que pondrán a
dura prueba no sólo la solidez de las
instituciones públicas del país
sino la pericia política de quienes las
dirigen.
El más inmediato es la resolución
que sobre las elecciones se espera que emita
el Tribunal Electoral del poder Judicial de
la Federación (TEPJF) la semana entrante.
Después, le siguen la tradicional noche
del grito de Independencia y, al día
siguiente, el desfile militar junto con el llamado
de Andrés Manuel López Obrador
a la Convención Nacional Democrática
“Por el Bien de Todos” en el zócalo.
Esperamos que los todos actores políticos
revisen sus posturas y busquen el dialogo para
aliviar la distensión que priva y evitar
con ello, estallidos de violencia.
Viernes,
1 de septiembre de 2006. |