Lic. René Tiznado
Fernández
A raíz de la confirmación de
Felipe de Jesús Calderón como
presidente electo del país, los economistas,
los intelectuales, los medios y, por supuesto,
los políticos de café, se preguntan,
¿Cómo le irá a su administración,
tomando en cuenta las muchas variables adicionales
que Fox no encontró o, mejor dicho, no
enfrentó hace cosa de 6 años?.
El principal escollo –político
sobre todo- será López Obrador,
pues a la fecha no se ven ni tiempos de aceptación,
ni de consensos sino todo lo contrario, descalificaciones,
enfrentamientos y una oposición total
hacia el nuevo gobierno; no importa, que Calderón
no pueda rendir su protesta formalmente como
Primer Mandatario el día primero de diciembre,
lo que interesa es que pueda gobernar con un
PRD que se supone está en franca rebeldía,
aunque muchos afirman que cada vez más,
este partido se está distanciando de
su candidato.
Si bien es cierto que en la aritmética
el PRD alcanza un 25% en la Cámara de
Diputados y un 23% en la llamada Cámara
Alta, lejos de una mayoría simple, con
un acuerdo con el PRI, que cuenta con el 21
y 26%, respectivamente, prácticamente
la conseguiría: desde luego que al PAN,
con su 41% de escaños en las 2 cámaras
le bastarían unos votos de “La
chiquillada” para obtener la mayoría
simple, misma que por cierto no basta para sacar
adelante las reformas constitucionales tan necesarias,
pues para ello, se requiere del 66% de los votos.
Las inclinaciones del PRI serán básicas
por lo que tendrán mucho trabajo los
negociadores.
Por otro lado, desde el punto de vista económico,
Felipe de Jesús -nombre justamente del
primer mártir mexicano que no utiliza
para nada Calderón- recibe un mejor país
en comparación al que Vicente Fox recibió,
con una economía en crecimiento, inflación
controlada, reservas “históricas”,
tipo de cambio estable y el desempleo a la baja;
sin embargo, otra vez en lo político
y lo social se vislumbran nubarrones adicionales
con el problema de Oaxaca que ya va a cumplir
4 meses por cierto y en donde no solo la falta
de consenso y diálogos brillan por su
ausencia, sino una mano dura pero justa y legal
sobretodo, que termine con ese movimiento que
tiene paralizado prácticamente al estado
de Oaxaca.
Una segunda muestra de lo que será el
próximo sexenio, lo tendremos el primero
de Diciembre. La primera ya la tuvimos el 15
de Septiembre.
Por prudencia o cobardía, Fox decidió
–y no el Senado- dar el grito en Dolores
de Hidalgo, huyendo en mi opinión, del
enfrentamiento esperado con López Obrador.
Por eso me pregunto ¿Cómo le van
a hacer el citado primero de diciembre? ¿Se
grabará previamente la toma de protesta?
¿Se sitiará nuevamente San Lázaro?
¿Se cambiará de sede para la ceremonia
a Veracruz, que ya fue en tiempos pasados la
capital del país?.
Mexicali,
B.C. a 18 de septiembre de 2006.
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