Enrique
M. Rovirosa
El pasado día 15 de este mes, el Gobierno del Estado dio a conocer
el Programa
para Sostener e Impulsar el Crecimiento Económico en Baja California (BC).
De acuerdo a éste, los objetivos que se persiguen son: “proteger
y fortalecer el empleo, el ingreso, la planta productiva y el nivel de vida de
los habitantes de la entidad”.
El citado plan se elaboró tomando como marco de referencia el Programa
para Impulsar el Crecimiento y el Empleo (PICE), mismo que presentó el
Ejecutivo Federal hace unos días, en respuesta a las repercusiones que
tendrá la crisis financiera internacional en nuestro país.
Por principio, hay que reconocer que todo esfuerzo por anticipar y preparase
para los tiempos difíciles que se avecinan es encomiable; no obstante,
también hay que apuntar que todo plan es perfectible y, en este caso, es
mucho lo que quedó pendiente de hacerse.
¿Plan Efectivo o Mediático?
En términos generales, el documento está lejos
de ser un verdadero plan de contingencia y pareciera, más bien, ser una
respuesta mediática a las presiones de algunos agentes económicos
por conocer las acciones que habrán emprenderse.
El Diagnóstico
Resulta notoria la falta de un diagnóstico sobre la
situación económica actual del Estado. Si bien se indica que “El
diseño de este programa considera el entorno económico actual y
esperado para el próximo año, así como las principales consecuencias
que tiene y tendrá la crisis financiera en México, particularmente
en baja California”, en ninguna parte del escrito se hace alusión
a la evolución que ha tenido la actividad económica en general,
medida a través del Producto Interno Bruto (PIB), y menos del comportamiento
de los distintos sectores que la integran. Tampoco presenta un análisis
de tipo tendencial o de escenarios probables, ante diversos rumbos que pudieran
presentar tanto la economía nacional como internacional. En teoría,
todo esto debería formar parte integral de un trabajo de esta naturaleza.
Es de conocimiento generalizado que en los últimos dos años,
la actividad económica en el Estado ya venía desacelerándose
principalmente como consecuencia del comportamiento a la baja que presentaba la
economía de los Estados Unidos, nuestro principal socio comercial. Asimismo,
que esto ha repercutido en forma negativa sobre la generación de empleo
formal.
Lo anterior, implica que el Estado ya trae problemas que no son no atribuibles
al momento de crisis actual y que requieren conocerse con mayor precisión
para así, determinar cómo pudieran agravarse en un momento determinado.
Al no presentar un análisis sobre el cómo y el por qué
de la baja en las actividades económicas, el programa de acciones recomendadas
para atenuar o remediar la situación no tendrá los resultados esperados,
pues no existe garantía de que la atención habrá de centrarse
en las áreas con mayor problemática.
Vías por las que se Afecta
El Programa gubernamental hace un intento por esclarecer
cuáles son las vías por las que la crisis internacional habrá
de afectar al país y a la entidad. Entre otras, menciona la inflación,
las fluctuaciones en el tipo de cambio, el diferencial entre las tasas de interés
internas y externas, la caída en la demanda de las exportaciones nacionales,
la reducción de las inversiones y la salida de capitales por parte de empresas
subsidiarias en apoyo de sus matrices. De igual manera, la disminución
de las remesas de los connacionales residentes en los EUA, la reducción
en las percepciones de los trabajadores transfronterizos, la caída de los
ingresos públicos vía precios del petróleo, la disminución
del ingreso turístico y la contracción del mercado inmobiliario.
A esta lista faltó agregar el cambio que seguramente se dará
en los patrones de consumo y que hará más frugales (ahorrativas)
a las personas, en tanto no vean un mejoramiento sustancial de sus perspectivas
económicas. Asimismo, la contracción en las actividades bancarias
como resultado de una menor disposición de recursos para el otorgamiento
de créditos al consumo y a la inversión. También el efecto
en las operaciones crediticias interempresas, producto de las limitaciones que
impondrá el mercado de fondos crediticios tradicional.
Propuestas de Solución
El Plan divide las propuestas de solución en dos grupos. El primero
se relaciona a las finanzas públicas estatales, es decir al ingreso y gasto
públicos mientras que el segundo se refiere a cambios en la regulación
económica.
Por el lado del gasto, se contemplan cinco acciones: 1) Adelantar la obra pública
autorizada, 2) Autorizar nueva obra pública que podría financiarse
con ahorros en el gasto corriente, 3) Apoyar a proveedores locales en compras
del sector público, 4) Ampliar los créditos vía fondos MIPYMES,
y 5) Incrementar el gasto social.
En principio, las acciones que se contemplan por el lado del gasto son las
adecuadas; no obstante, no se adoptó un compromiso específico en
cuanto a la reducción del gasto corriente. Asimismo, faltó incluir
un porcentaje de reducción de sueldos de todos los funcionarios de primer
nivel de gobierno, acorde al sacrificio que tendrá que hacer la sociedad
para salir de la crisis.
En general faltó mayor detalle en cuanto a qué partidas de gasto
deberán reducirse; a manera de ejemplo, cabría preguntar ¿Qué
recorte tendrá la de promoción y publicidad en todos los niveles
de gobierno, misma que no contribuye en nada a mejorar las labores administrativas
o de servicio al público?.
Por el lado de los ingresos, el Plan contempla tres acciones: 1) Mantener bajo
control las tarifas públicas, 2) Aplicar descuentos tarifarios a empresas
por trámites realizados ante instancias gubernamentales locales y 3) Reducir
o descontar impuestos estatales a empresas en riesgo de cierre o relocalización.
Aquí también, se aprecia que estas acciones son adecuadas aunque
falta ver que reglamentación habrá de proponerse para evitar que
sean otorgadas a empresas que no califican para ello.
Por lo que respecta a las medidas de desregulación, se propone la simplificación
y reducción de trámites burocráticos, tanto para empresas
nuevas como para las existentes. Asimismo, la revisión de contribuciones
de las empresas con el propósito de disminuirlas o postergarlas. En este
apartado se repite la intención de reducir los costos de los bienes y servicios
públicos que ofrecen Estado y Municipios.
El enunciado de estas acciones bien pudo quedar fuera del Programa, pues el
Estado debe considerar como obligatorio, y no como parte de un plan de contingencia
o anticíclico, el adoptar las medidas de desregulación necesarias
a fin de facilitar el desarrollo de las actividades económicas.
Jerarquización del Gasto
Se establece que el gasto público deberá jerarquizarse con apego
a la importancia relativa de cada una de las actividades económicas, así
como a los índices multiplicadores de inversión y empleo que genera
en cada ramo la inversión pública.
Para ello, presenta una tabla donde se muestran los multiplicadores sectoriales
jerarquizados. Destacan en los tres primeros lugares los de Electricidad, Agua
y Gas; Construcción e Infraestructura e Industria de la Transformación.
Apoyos Específicos
En base a esta jerarquización, se justifican las acciones de apoyo al
sector maquilador de exportación así como a las MIPYMES. En el caso
del primero, se refiere que habrá de procederse a fortalecer el Programa
de Retención de Inversiones y al Centro PYME Exporta.
Para las MIPYMES, revela que se fortalecerán los fondos de microfinanciamiento
de muy bajo costo, se dará apoyo para facilitar tramitología y se
proporcionará asistencia técnica gratuita.
En ambos casos las medidas resultan adecuadas; sin embargo, todos los argumentos
que se dan a favor de este segmento de empresas se ven opacados ante el monto
del gasto destinado a estas labores, particularmente al de las MIPYMES que se
incrementa tan sólo de 30 a 60 millones de pesos, entre el 2008 y el 2009.
Si bien hay un incremento equivalente al 100%, resulta poco significativo en términos
de monto. Más cuando son este tipo de empresas las que sostienen el grueso
de la planta laboral en la entidad.
Bajo este contexto, se podría inferir que los fondos para las MIPYMES
debería dispararse a una cifra mucho mayor. El no hacerlo, resta importancia
a todos los argumentos que se exponen en el documento.
En infraestructura, destaca que la inversión del 2009 con respecto al
de este año se incrementa en un 28%, al asignársele un monto de
1,120 millones de pesos.
Subraya la inversión por 500 millones de pesos en la construcción
de un CERESO así como la de 121 millones para infraestructura hidráulica
en Distrito de Riego 014 Mexicali-Río Colorado. También la inversión
de 600 millones de pesos para la construcción y mantenimiento de espacios
para escuelas primarias, en comparación a los 440 que se destinaron para
este año.
Se mencionan otros programas de inversión de relevancia que, junto con
los antes expuestos, elevan la inversión pública total en el 2009
a una cifra record de 2,965.2 millones de pesos. Esta contrasta más que
favorablemente con la 2008 que será del orden de 958 millones de pesos,
es decir, tendrá un incremento de 209.5 por ciento.
Inversión Extraordinaria
Es posible que el Gobierno del Estado haya pasado a segundo término
la revisión conceptual de su programa, dado el incremento extraordinario
de inversión que podrá realizar en el 2009. No obstante, ello no
borra el hecho de que dicho plan puede mejorarse sustancialmente, sobre todo si
se revisa a fondo.
Si los encargados de las políticas económicas piensan que los
problemas del Estado se pueden superar sólo con una mayor inversión
pública, están muy equivocados. Y para muestra de ello, sólo
tienen que analizar lo que ha sucedido en el país en los últimos
ocho años, periodo en el cual se obtuvo una cantidad extraordinaria de
recursos públicos, gracias a los excedentes petroleros.
A pesar de que se aplicó esta riqueza, el país no pudo crecer
como lo exigían las circunstancias y lo que es más, el desempleo
avanzó y la desigualdad social se profundizó.
La Solución
En épocas de crisis no basta con adelantar o hacer crecer la inversión
pública como pretende hacerlo el programa del gobierno estatal. Se necesita
una estrategia que permita reorientar los recursos hacia dónde más
se necesitan.
Cualquier texto de economía básica refiere que las recesiones
se caracterizan por un descenso del consumo. Y que si bien esta puede ser una
solución para las familias en lo individual, resulta contraproducente para
la sociedad. Es lo que se conoce como la paradoja de la frugalidad y, para salir
de ésta, los manuales también revelan que el Estado debe intervenir
para destinar más recursos a revitalizar el consumo y romper con la singularidad
del ahorro.
Así, no sólo se requiere invertir más recursos sino que
éstos deben dispersarse entre el mayor número de consumidores potenciales,
es decir, deben orientarse a generar más empleo y cuanto mayor sea éste,
mejor.
Bajo estas circunstancias, el programa de contingencia tendría que cuestionar
si vale la pena seguir adelante con los proyectos que se tenían o, si en
aras de generar más empleo y tener un mejor impacto, resulta conveniente
emprender nuevos. El programa que presenta la autoridad no hace referencia alguna
a esta posibilidad. La solución a los problemas que habremos de enfrentar,
requieren que se analice esta opción.
Sábado, 18 de Octubre de 2008. |