La calificadora Moody´s Ratings (Moody’s) modificó la perspectiva de la calificación de México a de “estable” a “negativa”, pero ratificó la nota de emisor en “Baa2”. Esta acción, explicó, se debe a una percepción de debilitamiento de la formulación de políticas y un entorno institucional que corre el riesgo de socavar los resultados fiscales y económicos.
Indico que la consolidación fiscal se ve dificultada por “el deterioro de la asequibilidad de la deuda y una mayor rigidez del gasto público”. Esto, después del aumento del déficit público que se tuvo en este año y que representa una desviación de un historial de bajos déficits, independientemente de las presiones económicas.
Por otra parte, hizo mención en que la reforma constitucional al poder Judicial Federal, “corre el riesgo de erosionar los controles y equilibrios del sistema judicial del país, con un posible impacto negativo en la fortaleza económica y fiscal de México”. Resaltó que esto puede alterar sustancialmente los controles y equilibrios, así como el entorno en que operan las empresas en el país.
Se refirió a la problemática que representa la petrolera estatal al señalar que existe una mayor probabilidad de que los pasivos contingentes puedan materializarse en el balance del gobierno, “al mismo tiempo que no se restablece la sostenibilidad de la deuda a largo plazo para PEMEX y, por lo tanto, se mantienen los riesgos fiscales para el gobierno.”
Finalmente, en cuanto a la justificación de mantener la calificación en Baa2, destacó que México mantiene una fortaleza económica “comparativamente alta debido a la diversificación de la economía, capaz de recuperarse de grandes shocks.” Añadió que a esto se agrega el crecimiento relativamente moderado que ha registrado a largo plazo, de alrededor del 2% anual en las últimas tres décadas, condición que vislumbra habrá de mantenerse.