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OPINIÓN

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No a la Reelección

Enrique M. Rovirosa

Francisco I. Madero

Soy opositor a la reelección de alcaldes, diputados y senadores en México. No porque sea contrario en principio a este mecanismo aceptado en todas las democracias del mundo, sino precisamente porque pienso que debe ser requisito de aquellas que pretendan ser consideradas como tales.

Y es que en nuestro país no existe una democracia sino un sistema político autoritario, disfrazado bajo el manto del sufragio efectivo. En palabras de algunos, un régimen en donde se nos da a escoger entre candidatos “de los menos peores”, mismos que se caracterizan por responder únicamente al interés de quienes los llevan a la disputa por el poder.

La partidocracia que nos gobierna hoy día, se escuda en el hecho que tenemos garantizado el respeto a los resultado que dan los procesos electorales, aunque sólo sea de aquellos postulantes que ella misma escoge. Defiende un sistema que ya demostró estar al margen de toda consideración respecto a una verdadera competencia, condición sine qua non para garantizar el triunfo de los mejores. Y con la reelección, lo que pretende es mantener los privilegios derivados del status quo por algunas décadas más, bajo un sistema en apariencia renovado.

La partidocracia no está sola. Cuenta con el respaldo de los poderes facticos. En especial, de los medios de comunicación masiva que hacen posible, un manejo propagandístico de las políticas de Estado muy superior a lo que en su momento pudo idear Joseph Goebbels, ministro de propaganda de Alemania Nazi.

Y quienes duden de esta realidad, los invito a hacer una búsqueda de los montos que gastan en promoción y propaganda todos los órdenes e instancias de gobierno en nuestro país. No se tiene un dato preciso, pero se estima que la cifra ronda entre los 1,500 y 4,000 millones de dólares anuales, conforme a los criterios que se apliquen para medirla.

Los promotores de la reelección sostienen como ventajas que: 1) Permitirá profesionalizar el trabajo de los representantes electos, pues servirá de estímulo para que se especialice en temas legislativos. 2) Que favorecerá la rendición de cuentas y responsabilizaría a los actores políticos ante la ciudadanía por sus actos u omisiones. 3) Que permitirá que las lealtades de los políticos se reorientaran hacia los representados en vez de tenerlas hacia las cúpulas partidistas y, 4) Que aumentará el grado de independencia con respecto al ejecutivo y otras instancias de poder fáctico.

Nadie puede negar el peso de los argumentos anteriores en favor de la reelección No obstante, desde mi particular punto de vista, la discusión no debe centrase en las ventajas o desventajas del proceso mismo de ratificación, sino en el sistema que impera en cuanto a la selección de candidatos y la falta de compromisos que están dispuestos a cumplirle a la sociedad, gracias a que aquí reinan la corrupción y la impunidad.

La crisis económica mundial ha demostrado que los políticos, en general, tienen muy poco o nulo compromiso con sus gobernados. Y como dice el refrán popular “para muestra un botón”: Ya transcurrió más de un año desde que inició la debacle económica mundial, misma que tuvo sus orígenes en el mal manejo que hicieron las instituciones financieras de los recursos a su disposición y es hora en que no se han puesto de acuerdo los políticos de las principales naciones implicadas para modificar las reglas a que deben someterse dichas instancias. En opinión de muchos expertos, cuanto más tiempo pase y la crisis sea superada, menos lo harán.

Los políticos en México -al igual como parece suceder en todo el mundo- no responden a los intereses de las mayorías. Se han vuelto siervos de sus propias ambiciones y la de los grupos corporativos internacionales.

En este contexto, la mayoría intuye que la democracia mundial requiere un cambio profundo. Es un hecho que la reelección otorga más ventajas a quienes ostentan el poder por lo que no se debe olvidar la célebre frase de Lord Acton que dice: “El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”.

Lunes, 4 de enero de 2010.