Enrique
M. Rovirosa
El Gobernador del Estado de Baja California (BC), José Guadalupe Osuna
Millán, dio a conocer este miércoles los primeros cambios en su
gabinete, tal y como lo expresó que lo haría, después de
tener una evaluación de las comparecencias y los estudios sobre el informe
de gobierno por parte de la UABC y el Colegio de la Frontera Norte.
En la Secretaría de Desarrollo Económico (Sedeco) nombró
al economista y ex rector de la UABC, Alejandro Mungaray Lagarda, en lugar de
José Gabriel Posada Gallego, mientras que en la Secretaría de Infraestructura
y Desarrollo Urbano (Sidue) colocó al priísta Luis Ignacio López
Moctezuma Torres en lugar de Juan Ramón Guerrero Moreno.
Además nombró a Jesús del Palacio Lafontaine como subsecretario
general de Gobierno en Ensenada, y al periodista Raúl Ruiz Castillo como
asesor en Relaciones Institucionales.
Es de esperar que pronto haya otros nombramientos, particularmente en las áreas
de impartición de justicia y seguridad pública.
Si bien es prematuro hacer cualquier comentario respecto a las razones de fondo
que llevaron al mandatario estatal a efectuar los cambios que hizo, por principio,
es un hecho que responden a una necesidad de hacer mejor las cosas.
A estas alturas, también resulta anticipado hacer cualquier conjetura
respecto a si los funcionarios sustitutos harán o no un mejor papel que
sus antecesores, aunque por el bien del Estado, esperamos que en esta ocasión
la selección del Gobernador tenga mejores resultados.
Por principio, considero que es un buen comienzo el haber nombrado a un colega
distinguido en la Sedeco, pues desde hace muchos años nuestro gremio ha
pregonado la idea de que esta dependencia debe estar encabezada por un economista.
Si bien es cierto que la mayoría de las medidas macroeconómicas
en nuestro país se toman desde el centro de la república, en la
medida en que crece y se desarrolla la economía estatal, los asuntos económicos
se vuelven cada vez más complejos; de ahí la necesidad de que en
el gabinete estatal esté presente un especialista en la materia que aporte
elementos de juicio objetivos y oportunos, en las distintas facetas del proceso
de toma de decisiones relacionadas al uso de los recursos escasos de que se dispone.
Tradicionalmente, la Sedeco ha funcionado como una entidad promotora de inversiones
para el Estado. De ahí que su titular generalmente haya tenido fuertes
vínculos con el sector empresarial y un perfil de promotor; sin embargo,
hoy día se requiere además, de alguien que entienda no sólo
el lenguaje especializado en la materia, sino las complicaciones que pueden presentarse
en un contexto económico internacional difícil y volátil.
Lo anterior no significa que la promoción del estado deba descuidarse.
Por el contrario, ésta deberá continuar e incluso mejorarse bajo
el auspicio directo de la subsecretaría responsable para ello.
Un secretario capaz deberá vigilar que la Sedeco no sólo realice
las funciones que le competen, sino que las haga de manera eficaz y eficiente.
Hay que reconocer que el saliente no tenía la preparación ni
los conocimientos que exige el puesto. Así lo demostró al confundir
una y otra vez en el tema laboral, la estadística de ocupación con
la de generación de empleo en el Estado. También, al no ser llamado
a participar en la formulación del plan de contingencia denominado Programa
para Sostener e Impulsar el Crecimiento Económico en Baja California, mismo
que fue dado a conocer hace poco más de un mes por el propio Gobernador.
Como lo he señalado en diversos artículos y conferencias en las
que he participado, la situación económica de Baja California se
complica cada día más, a tal grado que considero que ya estamos
en una recesión. Y que para el año entrante las cosas habrán
de complicarse más allá de lo que las autoridades han estado dispuestas
a aceptar hasta ahora.
El cambio en la Sedeco abre un espacio de reconsideración para que se
deje a un lado el tono por demás optimista que han venido sosteniendo y
empiecen a reconocer los retrocesos que hay en materia de inversión y generación
de empleo. Con ello, dar los pasos necesarios para implementar un verdadero plan
que permita hacer frente a la grave crisis que ya afecta a gran número
de empresas y trabajadores.
Insisto, para superar cualquier adversidad es condición indispensable
reconocer que existe.
Confío en que mi colega Mungaray pronto asuma una postura acorde a las
circunstancias y, sin que deje de lado el optimismo que se requiere para tener
éxito en estos casos, haga un llamado a todos los sectores con objeto de
presentar un frente común basado en un dialogo cordial y verdadero. Sólo
así lograremos resolver en el menor tiempo posible, las múltiples
dificultades que nos esperan.
Miércoles, 19 de noviembre de 2008. |