Enrique
M. Rovirosa
Durante meses, el gobierno del Presidente Felipe
Calderón sostuvo que la política
económica que viene aplicando permitía
disponer de un “blindaje” para sortear
los efectos de una eventual crisis recesiva
que pudiera presentarse en la economía
de los Estados Unidos de América (EUA)
en 2008.
Esta postura se mantuvo a pesar de existir
claros signos de que la desaceleración
en la economía más importante
del mundo habría de continuar, con una
alta probabilidad de convertirse en recesión.
Asimismo, aún después de que
la mayoría de los principales analistas
en México y el extranjero empezaron a
ajustar a la baja a sus proyecciones de crecimiento
económico del país, para ubicarlas
en un rango de 2.2% a 2.9% para este año.
Ante la contundencia de los hechos, el optimismo
oficial no pudo mantenerse más y esta
semana, la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público se vio obligada a anunciar un
recorte a su pronóstico para este año,
de 3.7% a 2.8%, casi un punto porcentual de
diferencial.
Por su parte, el Banco de México hizo
lo propio al reducir su expectativa para el
Producto Interno Bruto (PIB) y ubicarlo en un
rango de 2.75% a 3.25%, contra la estimación
original de 3.25% a 3.75%, un punto porcentual
de diferencial.
La rebaja en el crecimiento económico,
va acompañado también de una revisión
en el número de empleos que se espera
generar -de 750 mil a 550 mil- así como
en los ingresos tributarios ligados a las actividades
productivas, especialmente en aquellas relacionadas
al sector exportador.
Los anuncios oficiales sólo confirmaron
lo que la mayoría ya sabe: que nuestra
economía es altamente dependiente del
acontecer diario en el coloso del norte y, específicamente,
que los instrumentos de política económica
interna están cada día más
limitados en la era de la globalización.
A pesar de las circunstancias anteriores, en
el caso de Baja California, las autoridades
estatales no han aprovechado la rectificación
que hicieron las dependencias centrales y han
optado por una postura que hace recordar a la
que se siguió cuando se habló
del “blindaje” a nivel nacional.
Así, insisten en que la desaceleración
en los EUA no afectará a la economía
local y que se logrará un crecimiento
económico de 5%. Asimismo, que se generarán
50 mil empleos.
Para ello, arguyen que en el 2007 la economía
de la entidad creció 5% y que se alcanzó
una meta de 45 mil puestos de trabajo.
La verdad, desconozco cual es la metodología
que utilizan para determinar el avance del PIB
estatal o el número de empleos generados.
No obstante, las cifras del Instituto Mexicano
del Seguro Social (IMSS) -fuente a la que acuden
las autoridades laborales federales para medir
el avance en materia de empleos formales en
el país- revelan que el número
de plazas generadas en el Estado en 2007 sumaron,
en promedio, poco más de 28 mil.
Por otra parte, una proyección propia
me indica que la economía estatal creció
apenas arriba del 4%.
En épocas de dificultad económica,
es condición indispensable que quienes
están encargados de tomar decisiones
cuenten con información fidedigna y oportuna
para que, con base en ella, opten por las mejores
alternativas de solución.
Negar tener un problema no es la mejor manera
de abordar las cosas y, mucho menos, de superarlas.
Una actitud así, además de retrasar
la aplicación de acciones correctivas
hace que el costo a pagar sea más elevado.
Viernes,
1 de febrero de 2008. |