Enrique
M. Rovirosa
La mayoría de los analistas políticos
del país han coincidido en señalar
que el principal ganador del segundo debate
entre los candidatos que buscan la Presidencia
de la República, fue el pueblo de México.
Y es que por primera vez, éste pudo
constatar que existen más coincidencias
que diferencias entre los contendientes, en
lo que se refiere a cuáles son los problemas
que nos aquejan. Esto, independientemente de
que los proyectos que cada uno presenta, resultan
muy distintos entre sí.
Sin embargo, además de resaltar las
ventajas que el evento presentó para
los mexicanos, cada investigador emitió
una opinión sobre quién resultó
el ganador del evento. Como es natural, detrás
de la mayoría de esas consideraciones
estuvieron presentes las preferencias políticas
personales o de grupo. Así, en casi todos
los medios se observaron opiniones encontradas
dando como triunfador a uno y otro de los tres
principales contendientes.
Nosotros pensamos que, independientemente de
quien de los candidatos logró convencer
a un mayor número de los denominados
votantes "indecisos" para su causa,
y que era uno de los objetivos que varios de
ellos se trazaron, Roberto Madrazo logró
un importante triunfo: el de convencer a muchos
de su propio partido para que voten por él.
Su participación se caracterizó
por una actitud moderada, seria y objetiva.
Sus propuestas de solución estuvieron
precedidas de un breve diagnóstico. Y
aunque no dijo el cómo habría
de implementar sus respuestas, sonó como
un político profesional.
En fechas recientes, la ruptura dentro del
PRI, liderada por personajes destacados como
Manuel Bartlett, Genaro Borrego y la propia
Elba Esther Gordillo, ha significado que muchos
militantes de ese partido se encuentren ante
la disyuntiva de votar por su propio candidato
o hacerlo -como les sugieren los personajes
aludidos- en favor de Calderón o López
Obrador.
Estamos seguros que el desempeño que
tuvo Madrazo en el debate, permitió reforzar
la convicción de muchos hacia su partido.
Y con ello, que las posibilidades de triunfo
del candidato del PRI se eleven haciendo que
la carrera electoral se vuelva más pareja.
Lo anterior no significa que el representante
de la "Alianza por México"
vaya a ganar, pero si que los momios cambiaron.
Las encuestas que se realicen después
del debate seguramente reflejarán este
cambio.
Como dicen, la ganancia de unos es la pérdida
de otros. Y aunque no nos atrevemos a especular
acerca de cómo el "triunfo"
de Madrazo habrá de afectar los números
de los otros contendientes principales, es innegable
que estos últimos dejaron de ganar.
Algunos pensamos que el triunfo de López
Obrador está condicionado precisamente
a que buena parte de los priístas inconformes
vote por él. Bajo esta premisa, Madrazo
constituye un adversario más importante
para López Obrador de lo que muchos suponen,
incluyendo al propio perredista.
En el lapso de tiempo que falta para llegar
a las elecciones, muchas cosas pueden suceder.
Nada está escrito y la moneda sigue en
el aire. Pero la vida se vuelve placentera gracias
a la suma de los buenos momentos por lo que
Madrazo ya puede afirmar que el día del
segundo debate, fue uno de esos para él.
Miércoles,
7 de junio de 2006. |