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Enrique M. Rovirosa

 

Esta semana, un grupo de inversionistas privados y un congresista del sur de California estuvieron en Mexicali para exponer, ante invitados del Consejo de Desarrollo Económico de Mexicali (CDEM), un proyecto de Tren Rápido que están promoviendo se realice entre las ciudades de San Diego y El Centro, California.

La tecnología que utilizaría este medio es de origen alemán y se distingue por ser el primer sistema mundial de levitación magnética (maglev). A diferencia de otros medios de transportación por riel, no hace contacto ni tiene partes mecánicas de rodamiento. Además, opera con ahorros significativos de energía y tiene bajo costo de mantenimiento. Los especialistas señalan que es la tecnología del futuro. (Para más información ir a http:/www.transrapid-usa.com).

El tren puede alcanzar una velocidad máxima de 310 millas por hora lo que significa que San Diego quedaría a sólo 20 a 30 minutos de El Centro, California.

El proyecto estaría ligado a la construcción de un aeropuerto en el Valle Imperial, mismo que atendería el crecimiento futuro de San Diego y su área conurbana. Asimismo, formaría parte de un circuito integral de transporte masivo para el Sur de California que, a la vez, permitiría hacer conexión con otras regiones del este de los Estados Unidos. Se estima que, de aprobarse, su realización llevaría alrededor de 7 años.

En voz de Bob Filner, representante del 51vo. Distrito de California, el proyecto no deja de ser en estos momentos una posibilidad muy remota, sin embargo destacó: "Hace dos años las probabilidades de que un proyecto de esta magnitud cristalizara para la zona del Valle Imperial era de prácticamente cero por ciento. Hoy día, transcurridos apenas dos años, ya es de un 30 a 40 por ciento".

Y es que la inversión que se necesita reunir asciende a varios miles de millones de dólares. El proyecto de tren rápido implica erogar entre 30 y 100 millones de dólares por milla, lo que se traduce en una cifra comprendida entre 1.5 y 2 mil millones de dólares para completarse. Por su parte, la construcción de un aeropuerto moderno podría ser del orden de 3 a 5 mil millones de dólares. Y si bien existen fondos federales para este propósito, la competencia entre las distintas regiones por allegarse estos recursos es dura y cerrada.

El impacto que podrían tener estas inversiones en el Valle Imperial y, por añadidura, en la región del Valle de Mexicali, serían mayúsculas. En términos de generación de empleos directos e indirectos para el Valle Imperial, hablar de 20 a 30 mil plazas sería hacer una estimación conservadora. Si a ello se agregan la gama de oportunidades que se abrirían a inversiones en el ramo de la construcción de vivienda, infraestructura urbana, desarrollos industriales, comerciales y de servicios y todo lo que esto conlleva, el potencial de desarrollo para las próximas dos décadas resultaría de extraordinario valor. Sería el equivalente a construir una nueva ciudad de 80 a 100 mil habitantes.

Si bien el proyecto amerita un mayor análisis en cuanto a sus posibilidades reales de éxito, el avance que ha logrado hasta ahora debe ser motivo de un reconocimiento por parte de todos. Y es que resulta admirable como la tenacidad y el esfuerzo de unos pocos, ha permitido que lo que ayer parecía una idea descabellada, hoy tenga posibilidades de llevarse a cabo, por mínimas que estas sean.

Este proyecto es, sin duda alguna, ejemplo de la visión que mueve a muchos políticos de aquél país a brindar su apoyo irrestricto a tareas que habrán de redundar en beneficio de generaciones futuras. Por desgracia, sirve también para ilustrar y poner de relieve el pobre papel que desempeña nuestra clase gobernante, empecinada en luchas estériles por el poder, en vez de concentrarse en discutir y resolver los temas prioritarios para la nación.

No existe la menor duda que nuestros vecinos del norte adolecen de muchos defectos, sin embargo también tienen cualidades que valdría la pena imitar. Una de ellas se refiere al patriotismo que caracteriza a muchos de sus gobernantes. Aquel que si bien ofende a muchos, hay que reconocer que los hace tener una visión muy distinta sobre su futuro y el rol que deben desempeñar para lograrlo. Estamos seguros que si una fracción de aquellos que gobiernan a México tuvieran la misma enjundia y el amor a la patria que demuestran muchos norteamericanos, no tendríamos en nuestro país a más de la mitad de la población viviendo en las condiciones de pobreza en que se encuentra ahora.

Viernes 21de enero de 2005.

 
 

    

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