Enrique
M. Rovirosa
Hace unos días, durante una reunión que sostuvo con la comunidad
mexicana residente en China, el Presidente Felipe Calderón presumió
que el país avanza y vaticinó que dentro de 25 años, México
será la quinta economía del Mundo y podrá ser la cuarta “si
nos lo proponemos”.
La verdad, no me explico de dónde sacan nuestros presidentes tantas
“conjeturas”, pues si bien es cierto que en muchas cosas
el país avanza como es de esperarse, también lo es que en muchas
otras, como dice el refrán popular, “Va para atrás como
el cangrejo”.
Uno de los renglones en que se observa un retroceso grave, es en el tema de
la información estadística regional, lo que se traduce a su vez,
en que haya una menor transparencia económica.
En 2003, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática
(INEGI) redujo la cobertura territorial de la Encuesta Nacional de Empleo Urbano
(ENEU) de 48 a 32 ciudades. La decisión obedeció, según explicó
en ese entonces el delegado regional de ese organismo en Baja California, a la
necesidad de ser más eficientes en materia de costos.
Para nuestra entidad, dicha medida implicó dejar fuera de la ENEU a
la ciudad de Mexicali.
Cabe señalar que los representantes de las cúpulas empresariales
en la capital del Estado y el propio gobierno estatal expresaron su inconformidad
por esa decisión. En respuesta, el INEGI propuso continuar realizando la
encuesta, a cambio de que éstos sufragaran el costo del levantamiento de
las encuestas. Tal y como era de esperarse, ambas instancias declinaron absorber
dicho costo.
Hay que destacar que mientras el INEGI anunciaba el recorte de cobertura en
la ENEU, su sito web observaba un crecimiento de su listado de productos de información
estadística en temas de índole diversa, hecho que contradice la
supuesta falta de recursos económicos para llevar a cabo el recorte de
ciudades encuestadas.
En 2005, el INEGI sustituyó la ENEU por la Encuesta Nacional de Ocupación
y Empleo (ENOE). Esto, con la finalidad de aplicar los estándares de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
(OCDE), además de los marcados por la Organización Internacional
del Trabajo (OIT), según se informó.
Es justo reconocer que el cambio permitió incorporar más información
sobre aspectos disímiles como es la migración internacional y las
remesas. Asimismo, determinar las causas por las que las personas desocupadas
abandonan la búsqueda de empleo, entre otras más.
Pero, contrario a lo que esperábamos la mayoría de los analistas
-el regreso a una mayor cobertura territorial- no sólo se incumplió
sino que hubo de nueva cuenta un repliegue en cuanto a la frecuencia de la información.
La ENEU daba resultados mensuales mientras que la ENOE vino a hacerlo de manera
trimestral.
Así, entre 2003 y 2005, la información oficial sobre la situación
del empleo a nivel estatal y por ciudades en nuestro país sufrió
un serio revés.
En mi opinión, no hay razón válida que justifique este
recorte informativo. Sobre todo porque se trata de uno de los indicadores más
importantes para medir el grado de avance que presenta la actividad económica
regional. Es un hecho que los instrumentos tecnológicos con que se dispone
hoy, permiten obtener más y mejor información de lo que era posible
hace menos de una década. Asimismo, que hacen factible hacerlo a costos
sustancialmente menores.
En este contexto, surge la pregunta: ¿Por qué el INEGI no proporciona
más y mejor información desagregada por estados, municipios y ciudades?
La única explicación lógica que podemos inferir es que
el gobierno busca ocultar aquella información que puede ser utilizada para
evaluar y criticar su desempeño en materia de política económica.
Como prueba adicional está el hecho de que ese organismo no sólo
ha recortado la información regional en materia de empleo, sino que lo
ha hecho también en otros rubros como es el caso de la estadística
mensual sobre la Industria Manufacturera de Exportacion (IME).
Para los estados fronterizos del norte, esta información resultaba sumamente
valiosa para analizar y proyectar la evolución del sector manufacturero,
por estar éste mayoritariamente integrado por empresas maquiladoras. Con
la supresión de ésta, se creó un hueco que no ha sido posible
llenar con la estadística que proporciona el propio Instituto sobre el
sector manufacturero nacional.
Por si lo anterior fuera poco, desde el sexenio pasado se observa un abatimiento
del manejo estadístico que hace el INEGI; en particular, con relación
a la revisión que efectúa de las cifras, a los cambios metodológicos
que aplica y a las formas como presenta los datos.
En todas partes del mundo es normal que se examinen las cifras de un periodo
a otro, sobre todo si se toma en consideración que la mayoría de
las veces, los datos que se dan a conocer son con carácter preliminar.
No obstante, el INEGI ha efectuado cambios sustanciales a muchas series históricas,
sin que haya hecho las aclaraciones pertinentes.
Lo mismo sucede respecto a las metodologías que emplea. Hay varias instancias
en que ha hecho modificaciones de fondo sin que proporcione el aviso correspondiente
o presente una aclaración de cuales son las ventajas para ello.
En sus boletines de prensa, se ha vuelto común que la presentación
de las cifras sea poco clara o ambigua, lo que da lugar a confusiones o interpretaciones
erróneas. Así, por ejemplo, en algunos reportes hace énfasis
sobre resultados con cantidades desestacionalizadas mientras que en otros, presenta
su análisis sin corregir por estos factores.
El INEGI retrasó un año la entrega de la información relativa
al Producto Interno Bruto para cada una de las entidades federativas del 2005,
aduciendo que ello se debía a cambios en la metodología de cálculo.
La dio a conocer hasta marzo de este año junto con cálculos preliminares
para el 2006. Sostiene, además, que es “normal” que los datos
de este tipo sufran un atraso mínimo de dos años, postura que a
mi entender resulta extemporánea, como resultado de los avances tecnológicos
y de captura de la información que ya se tienen.
El recorte de información regional no es exclusivo del INEGI. La Secretaría
de Economía (SE) también se ha sumado a esta tendencia de ocultar
la información regional.
Hasta hace poco, la referida dependencia mantenía en su sitio web un
acceso rápido a la información más relevante en materia de
Inversión Extranjera Directa (IED) para cada uno de las entidades federativas.
Ahora, obtener el mismo resultado requiere todo un proceso de búsqueda
que puede llevar mucho tiempo, aún para quien ya sabe lo que busca. Y esto,
hay que destacar, no garantiza que se logre obtener toda la información
a la que se tenía acceso anteriormente.
Desde hace varios años, la delegación del Instituto Mexicano del
Seguro Social (IMSS) en Baja California proporcionaba a varios analistas locales
una copia de su reporte a México, con el concentrado de la información
estadística mensual relativa al número de trabajadores asegurados
y patrones en todo el Estado y sus municipios.
A partir de este mes, la persona responsable de hacernos llegar dicho reporte
nos informó que se suspende la entrega y que, en lo sucesivo, las autoridades
centrales serán las encargadas de divulgar esos datos. Lo malo de esto,
es que no pudo aclararnos para cuando y en que forma se facilitará esa
información que se procesa localmente.
La decisión del IMSS de suprimir la entrega de información que
se venía facilitando desde hace varios años en un tema tan crucial
como es la evolución del empleo formal en nuestra entidad, sin que para
ello cuente aún con el sistema que va a reemplazarlo, habla muy mal de
un gobierno que pregona la transparencia como medio para mejorar la administración
publica.
En general, los hechos descritos anteriormente me generan preocupación,
pues tal pareciera que se gesta una embestida para ocultar o alterar la información
sobre las variables económicas más relevantes en el ámbito
regional.
Habrá que estar muy pendientes sobre el devenir de estos reportes y,
llegado el caso, exigir se liberen recurriendo para ello a las instancias legales
correspondientes.
Viernes, 11 de julio de 2008. |